Porque escribir es viento fugitivo y publicar, columna arrinconada. Blas de Otero

viernes, 2 de marzo de 2012

Los poetas

Aquel caluroso día del mes Shawwal del año 414, hace casi 1.000 años según la era cristiana, paseaban juntos Ibn Hazm y su inseparable amigo Ibn Suhayd por el barrio de Munyat al-Mugira de Córdoba. Los dos jóvenes poetas debatían sobre las esencias del amor y lo hacían con tanta pasión que apenas saludaban a quienes se cruzaban por su camino. Cuando llegaron a la finca de Abu Marwan al-Zayyali decidieron sentarse y descansar un poco en el luminoso jardín que el antiguo propietario había legado a la ciudad. “Me acuerdo de Abu Marwan, era un buen amigo” dijó Ibn Suhayd en un tono nostálgico y con la mirada perdida en el arroyuelo que atravesaba el patio produciendo una apacible armonía. “Es muy honorable tu sentido de la amistad porque sólo lo auténtico perdura en el tiempo” afirmó Ibn Hazm, “pasarán los siglos y de nuestro tiempo apenas quedarán algunos versos pero el agua de ese arroyo seguirá su curso, inmutable a los azares y a las miserias humanas. Afortunadamente, todo fluye amigo Suhayd”.

Tendrá que haber un camino.

Pedro Luna Antúnez.

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