Porque escribir es viento fugitivo y publicar, columna arrinconada. Blas de Otero

martes, 24 de diciembre de 2013

La reforma del aborto

Bilbao, 26 de octubre de 1979: tres mil personas se manifiestan frente a la Audiencia Provincial de Bilbao. Ese día juzgaban a once mujeres acusadas de prácticas abortivas y a las que la Fiscalía pedía doce años de cárcel. Las acusadas eran de clase trabajadora y residían la mayoría de ellas en Basauri. Madres de familias numerosas, su situación económica era muy precaria y estaban en el paro; no sólo ellas sino también sus maridos. Fueron condenadas por abortar. Sin embargo, su caso hizo que el movimiento feminista impulsara una campaña en todo el país en solidaridad con “las once de Bilbao”. La presión social provocó que finalmente en 1983 las acusadas fueran indultadas al considerarse como un atenuante la frágil situación social y familiar de aquellas mujeres.

El proceso contra las once mujeres de Bilbao sirvió para colocar en el debate político un tema tabú hasta entonces como era el del aborto. Dos años después del indulto, el PSOE aprobó la primera ley del aborto desde 1936. No obstante, la ley de 1985 sólo despenalizó al aborto en tres supuestos: riesgo grave para la salud de la embarazada, violación y malformaciones en el feto. Fuera de estos tres supuestos, la ley contemplaba penas de seis años de cárcel para las mujeres que abortasen. Tuvieron que pasar 25 años para que se aprobase en 2010 una ley de acuerdo con los criterios establecidos por la Organización Mundial de la Salud. La ley permitía a la mujer poder abortar durante las primeras catorce semanas de embarazo. Por primera vez, exceptuando un breve periodo durante la Segunda República, se dejaba en manos de la mujer poder decidir libremente sobre su cuerpo.

La reforma del aborto aprobada por el Partido Popular hace unos días es un retorno a las catacumbas. Ni siquiera se recupera la ley de 1985 como así ha expresado la propaganda institucional. La ley de Gallardón endurece la de 1985, ya de por sí restrictiva. Es volver a 1979 y a los procesos judiciales de Bilbao. Es la criminilización de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer; y es una ley que nace cubierta de sangre. De la sangre de los abortos que se realizarán de manera clandestina. Porque prohibir el aborto es invisibilizarlo. Pero miles de mujeres seguirán abortando por necesidad. Algunas podrán hacerlo en un país donde sea legal pero no todas tendrán esa oportunidad. Las que aborten ilegalmente se jugarán la vida. Sólo un dato: en 1976 un total de 300.000 mujeres abortaron clandestinamente en España. 3.000 de ellas murieron.

Pedro Luna Antúnez.

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