Porque escribir es viento fugitivo y publicar, columna arrinconada. Blas de Otero

miércoles, 26 de mayo de 2010

Recortes sociales en Europa: Las Odiseas de Papandreu y Zapatero


Adjunto artículo que he redactado para el número de junio de Nou Treball.

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Tarde o temprano tenía que suceder. Aconteció el pasado 12 de mayo cuando el presidente del gobierno central, José Luis Rodríguez Zapatero, se desprendió de la careta del talante y del izquierdismo de postal para anunciar el plan de recortes sociales más duro que recuerda la historia reciente española. Se ha demostrado que Zapatero es sólo un gestor al servicio del gran capital y del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo éste último que ha emprendido una autentica ofensiva contra la protección y el gasto social en países con un elevado déficit público. Semanas antes de anunciar Zapatero su plan de recortes sociales, las directrices del FMI ya eran claras e inequívocas: estados como España, Portugal o Grecia deberían rebajar los sueldos y reducir el gasto social si querían ser competitivos y sanear las cuentas públicas. Así lo manifestaba el economista jefe del FMI, el francés Olivier Blanchard en una entrevista al diario económico “Les Echos”, referencia mediática e ideológica de la “intelligentsia” neoliberal francesa y europea.

Como bien sabemos, el primer aldabonazo del FMI se produjo en Grecia mediante el anuncio a finales de abril del primer ministro, el también socialista Yorgos Papandreu, de acometer un brutal plan de recortes sociales con el objetivo de reducir el déficit público, el cual se sitúa actualmente en el 12,7% del PIB, siendo el objetivo rebajarlo hasta el 2,8% en 2012. Y lo que asemejaba más a una tragedia griega, Yoryos Papandreu lo tiñó de poema épico. Así, el anuncio lo realizó el primer ministro griego desde una paradisíaca isla del Egeo en un discurso repleto de referencias literarias a La Odisea de Homero y extrapolando la situación de la economía griega al difícil camino de regreso a Itaca del héroe Ulises, habló de grandes sacrificios y del churchiliano “sangre, sudor y lágrimas”.

Para ello, el gobierno griego en sintonía con el FMI y la Unión Europea ha decretado una serie de medidas de reducción del gasto público en 30.000 millones de euros que pasan por el retraso de la edad de jubilación femenina de los 60 años actuales a los 65 años, la supresión de dos pagas extras a los pensionistas que rebasan los 2.500 euros mensuales, la congelación de la paga para el resto de pensionistas durante los tres próximos años y la ampliación del periodo de cómputo para calcular la pensión, que pasará ser de toda la vida laboral. En cuanto a la función pública, Papandreu anunció una rebaja salarial en torno al 10%, la supresión de dos pagas extras a los funcionarios que cobran por encima del umbral de los 3.000 euros mensuales y la paralización de las contrataciones en el empleo público. En materia de ingresos, el gobierno griego aumentará la presión fiscal con una nueva subida del IVA del 23%, incrementará hasta el 10% los impuestos especiales sobre los combustibles y propiciará un proceso de privatizaciones al poner a la venta empresas de propiedad pública. Por el contrario, para el sector financiero los sacrificios no serán los mismos puesto que el gobierno griego inyectará más de 17.000 millones de liquidez a la banca y creará un fondo para evitar operaciones especulativas sobre las acciones en bolsa de las entidades bancarias. Finalmente, el gobierno griego anunció asimismo una reforma regresiva del mercado de trabajo basada en la rebaja de la indemnización por despido, la adecuación de un nuevo salario mínimo para jóvenes y parados de larga duración y la supresión de la prohibición de despedir a más de un 2% de la plantilla de una empresa en el periodo de un mes.

Las antisociales y severas medidas del gobierno de Papandreu fueron contestadas con la convocatoria de un reguero de huelgas generales por parte del movimiento sindical griego. A día de hoy ya son cinco las huelgas generales realizadas en Grecia en lo que va de año. Y no les falta razón a la clase trabajadora griega cuando resulta que su país ha sido el “conejillo de indias” que ha utilizado el FMI para poner en práctica sus antídotos contra el déficit público, que no dejan de ser las viejas fórmulas ultraliberales, es decir, recorte del gasto público y de la protección social , rebaja de los salarios, de las pensiones y de los subsidios por desempleo, aumento regresivo de la presión fiscal y una mayor flexibilidad del mercado de trabajo, abaratando las indemnizaciones por despido y precarizando las condiciones y los derechos sociales del asalariado.

Pues bien, parece ser que la deriva antisocial del gobierno griego y la soga del FMI han llegado a nuestros lares. Ya decía el presidente del FMI, Dominique Strauss-Kann, durante una reunión del Comité de Bretton Woods celebrada en Washington, que el FMI debía convertirse en el “inspector financiero del orbe”. Y en esa especie de imperialismo financiero del FMI, después de Grecia le tocaba el turno a España. El objetivo, al igual que Grecia, consistía en reducir el déficit público a expensas del gasto social. En este sentido, el FMI no improvisa ni sorprende con propuestas alternativas sino que aplica su libro de estilo a rajatabla, línea por línea y sin concesiones de ningún tipo. Más que salvar las finanzas de los países, estrangula y ahoga el crecimiento económico a la vez que desahucia e hipoteca el porvenir social de millones de trabajadores y trabajadoras. Porque de asfixia económica podemos calificar el préstamo de 30.000 millones de euros concedido a Grecia a un interés del 5%, para pagar la deuda con la banca internacional. Ya lo dejó escrito Marx hace ciento cincuenta años: “se ahogaron en las gélidas aguas del cálculo egoísta”.

En España, con un gobierno temeroso de acabar como Grecia, Zapatero ha terminado asumiendo sin rechistar las imposiciones del FMI y por lo visto también las de Barack Obama, quien en un alarde de paternalismo político sin precedentes, acabó de convencer y de guiar al presidente español respecto al camino que había de emprender. Así, el 12 de mayo, un día después de la conversación telefónica entre Obama y Zapatero, éste último anunciaba un plan de recortes sociales para hacer frente al déficit público español, situado en 2009 en el 11,4% del PIB. Afortunadamente, y al contrario de su homónimo Papandreu, Zapatero no recurrió a la épica nacional y se abstuvo de presentar el plan en el monasterio del Escorial o de aderezar la comparecencia con citas del Quijote. Sea como fuera, el plan de Zapatero es tan regresivo y antisocial como el de Papandreu.

En síntesis, el plan de Zapatero recoge los ejes centrales del plan de ajuste griego, cargando sobre el gasto público la reducción del déficit público y centrándose en dos colectivos concretos, los funcionarios y los pensionistas. A los primeros se les aplica una reducción salarial del 5% de media en 2010 y la congelación salarial en 2011. Respecto a los segundos, el gobierno suspende la revalorización de las pensiones en 2011, excluyendo de la medida las pensiones mínimas y las no contributivas. Al mismo tiempo, se suprime el régimen transitorio para la jubilación parcial previsto en la ley 40/2007, una de las pocas vías en los últimos años de creación de empleo juvenil y de acceso a la jubilación parcial. Otros ámbitos de actuación del plan de Zapatero se concretan en torno a la protección social, al eliminar el carácter retroactivo de las ayudas por la ley de dependencia y suprimir a partir de 2011 la ayuda de 2.500 euros por maternidad. Finalmente, entre 2010 y 2011 el gobierno aplicará un recorte de 6.045 millones de euros en la inversión pública estatal así como una reducción de 600 millones en la ayuda oficial al desarrollo.

Con el plan de ajuste, el gobierno ha anunciado que prevé un ahorro de 15.000 millones de euros entre 2010 y 2011. Sin embargo ignora o prefiere no cuantificar el coste que tales medidas provocarán en la destartalada economía española, en los índices de crecimiento, en el consumo y obviamente, en la creación de empleo. Sin más, el gobierno central del PSOE se ha alineado con el gran capital y con los intereses de la poderosa banca internacional. Es decir, una vez más un gobierno del PSOE hace prevalecer los intereses de la clase empresarial. Y si bien el gobierno español, a diferencia del gobierno griego, aún no ha aplicado una reforma laboral por decreto, no parece ser que la actitud sea la más propicia para llegar a un consenso social con las organizaciones sindicales. A pesar de ello, el diálogo social aún está abierto y ello es seguramente lo que nos separa de Grecia, donde el gobierno sí ha reformado el mercado de trabajo al margen de los sindicatos. En cualquier caso, los objetivos de fondo tanto de Zapatero como de Papandreu son los mismos, el sacrificio de la clase trabajadora a cambio de mantener los privilegios y el bienestar de los más poderosos.

Es una vieja ley que remonta sus orígenes a esa época clásica que glosaba Yoryos Papandreu. Porque la dicotomía entre gasto y ahorro del erario público sitúa en realidad posiciones ideológicas bien antagónicas desde hace siglos. Como botón de muestra, quisiera rematar el presente artículo con una reflexión que el viejo reaccionario Cicerón realizó en el año 55 a. de C. y que dice así: “El presupuesto tendrá que estar equilibrado, el tesoro tendrá que volver a estar lleno, la deuda pública tendrá que reducirse, la arrogancia de la burocracia tendrá que ser atemperada y controlada y la ayuda a las tierras extranjeras tendrá que eliminarse para que Roma no entré en la bancarrota. El pueblo debe otra vez aprender a trabajar en vez de vivir de la asistencia”.

Es decir, la historia se repite una vez más.

Pedro Luna Antunez.

1 comentario:

Señor G dijo...

Muy bien. Lo que yo añadiria y que no he escuchado mucho (o nada) es que ¿Dominique Strauss-Kann no era el candidato del ala izquierda del PSF en las últimas primarias que ganó la candidata más derechista?
Lo que nadie tampoco se acaba de oir mucho es que ningún país (del 3r mundo) le ha ido bien por hacer caso de las medidas del FMI, ¿o alguien lo conoce?
Y bueno, hay tantas cosas de las que sólo se hablan en lugares como estos. Ahora bien no sé captar el ambiente entre la gente o lo capto para mal.