Porque escribir es viento fugitivo y publicar, columna arrinconada. Blas de Otero

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Grandes esperanzas


Ahora que Ignacio Fernández Toxo se ha convertido en el nuevo Secretario General de CCOO se percibe el IX Congreso Confederal como un punto de inflexión en la historia reciente del sindicato. Y parece que así será. En primer lugar, la integración del Sector Crítico en la dirección del sindicato, es decir, con secretarías y responsabilidades definidas, supone romper la dinámica de los últimos doce años en los cuales el sindicato ha sido dirigido por un selecto sanedrín al margen de los órganos de dirección y sin prestar demasiada atención a las propuestas que desde diferentes sectores del sindicato se presentaban.

Integración y pluralidad son los dos conceptos básicos a los que aludía Ignacio Fernández Toxo tras ser elegido máximo responsable del sindicato. Conceptos básicos y de colosal importancia puesto que el sindicato no podía permitirse ahondar en las fracturas internas que se produjeron en los congresos confederales de 1996 con el surgimiento del Sector Crítico y de 2004 con la eclosión del sector de Rodolfo Benito. No en vano, una de las acusaciones más veladas de José María Fidalgo hacia el candidato alternativo en los días previos al congreso radicaba en ver al equipo de Ignacio Fernández Toxo como la enésima ruptura interna, costumbre que según Fidalgo han practicado los candidatos que no alcanzaron la secretaría general en los últimos congresos, cometiendo así el desaire y la deslealtad de crear una nueva familia en el sindicato. Olvida Fidalgo que la visualización de determinados sectores y familias durante los últimos años respondía a la necesidad de sobrevivir a la política de marginación que desde una parte de la dirección confederal se aplicaba a las voces opositoras. Pues bien, ahora resulta que el nuevo Secretario General asume la pluralidad existente en el seno de la organización como un activo, integra a las diferentes sensibilidades en la gestión diaria del sindicato e intenta hacer piña y cerrar filas en la intrincada maraña interna de CCOO.

Ignacio Fernández Toxo ya se ha desvinculado de la última etapa de José María Fidalgo al frente del sindicato. No sólo en las formas sino también en el contenido. Cuando afirma que "es tiempo de devolver CCOO a los trabajadores" reconoce de manera explícita que el sindicato se ha ido alejando progresivamente en los últimos años de las bases a la vez que ha ido cimentando una estructura sindical cada vez más institucionalizada y burocrática. Asimismo, Toxo ha criticado duramente la reforma de la Ley de Estranjería y ha hablado abiertamente de echarse a la calle, no para ir de romerías a Lourdes sino para hacer frente a los estragos que la crisis económica está causando entre la clase trabajadora.

La elección de Ignacio Fernández Toxo como Secretario General es una buena noticia para CCOO. Abre un nuevo periodo en el sindicato haciéndolo girar hacia la izquierda y propiciando una relación más estrecha y contigua hacia la afiliación y el conjunto de los trabajadores. Sin duda, se trata de un soplo de aire fresco, un cambio que necesitaba el sindicato y que nos hace ser optimistas de cara al futuro como afiliados y representantes sindicales de CCOO.

Pedro Luna Antúnez.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Agustín Moreno


Hoy cuando toda la actualidad sindical se centra en la elección de Ignacio Fernández Toxo como nuevo secretario general de CCOO yo quisiera dedicar unas palabras a un amigo que se ha despedido con porte sereno pero firme en sus convicciones. Agustín Moreno, miembro de la Ejecutiva Confederal de CCOO desde 1976 anunció el pasado jueves que dejaba la dirección del sindicato después de treinta años de "esfuerzo, ilusión y compromiso" y habiéndose querido ir antes pero reconociendo que "uno no se va de los sitios cuando quiere sino cuando puede o cuando a veces le empujan para que se vaya".

Agustín Moreno ha sido y será sindicalista de una pieza, un tipo íntegro y coherente al que seguramente no se le haya hecho justicia desde que tuviera que abandonar la Secretaría de Acción Sindical tras el aciago VI Congreso Confederal de CCOO de 1996. Después vendrían años de lucha y entereza, de resistencia frente a la que Agustín juzgaba como una deriva sindical errónea y alejada de las señas de identidad históricas del sindicato, de las CCOO de Marcelino Camacho, su amigo y maestro. Hoy una vez finalizado el IX Congreso Confederal de CCOO volvemos a tener la esperanza de pertenecer a un sindicato donde no sobra nadie, en el que se abra un nuevo periodo de diálogo y de integración de las diferentes sensibilidades en la gestión diaria de la organización, donde la pluralidad sea nuestro gran patrimonio y las opiniones discrepantes sean respetadas y escuchadas. Ese es el sindicato que quisiera Agustín.

He tenido la suerte de conocer personalmente a Agustín Moreno y de entablar alguna conversación con él. Recuerdo especialmente un breve viaje en coche desde Barcelona al Aeropuerto del Prat donde casi no hablamos del sindicato sino de cine, de literatura y de la música de Mozart. En aquel momento me pareció una persona mayúscula, afable y cercana, la misma sensación que he tenido cuantas veces he podido saludarle. Por ello cuando me enteré de su renuncia de volver a presentarse a la Ejecutiva Confederal creí necesario escribir algo sobre el amigo Agustín.

Agustín Moreno volvió a hacer gala de su predilección por la Historia y la literatura en su intervención en el IX Congreso Confederal al citar a Marco Aurelio, "la mejor venganza es no ser como ellos" o al recordar que ni Julio César conquistó él sólo la Galia como tampoco los faraones construyeron las pirámides. Agustín se refería a que el incremento de la afiliación del sindicato en los últimos años no podía ser únicamente mérito del Secretario General saliente. Cierto es que sólo por citar a Marco Aurelio no va a ser Agustín Moreno mejor sindicalista que el resto pero si se aprecia una sensibilidad distinta, ni mejor ni peor seguramente pero sí muy propia de alguien que merece la pena como persona.

Agustín deja una huella indeleble en el sindicato. Y el mejor homenaje hacía el amigo y el compañero es seguir en la brecha, trabajando por hacer de CCOO el sindicato de clase por el que siempre luchó Agustín. Se va un sindicalista, aquel que nunca se traicionó a sí mismo ni a los suyos. Suerte, amigo Agustín.

Pedro Luna Antúnez.