Porque escribir es viento fugitivo y publicar, columna arrinconada. Blas de Otero

lunes, 3 de diciembre de 2007

Madrid me mata


La burguesía catalana tiene la costumbre de echarle la culpa a Madrid de todos los males que padece Cataluña. Madrid es el chivo expiatorio propicio de una burguesía sibilina, profundamente fenicia y muy victimista. Claro que cargar contra Madrid siempre vende y de paso exime de responsabilidades a nuestros empresarios y políticos que tan preocupados andan por el futuro del terruño. Cataluña sufre déficits considerables, es cierto, tanto en materia social como en infraestructuras. Por ejemplo, ahí van unas cifras que no parecen indignar a nadie: en Cataluña el 57% de la población vive con menos de 1.050 euros al mes, el 10´7% percibe unos ingresos inferiores a 450 euros mensuales y el 32% de las familias presentan serias dificultades para llegar a final de mes. Para más inri los trenes de cercanías llegan tarde o no llegan, las obras del AVE se eternizan, los socavones brotan como la mala hierba y la paciencia de los sufridos ciudadanos perece entre zanjas y el donaire de una ministra de Fomento pelín folclórica.

¿Culpa de Madrid y del estado centralista que nos roba? Yo no creo que Magdalena Álvarez sea anticatalana como algunos claman enojados, más bien la considero incapacitada para ser ministra y deudora del modelo neoliberal que el gobierno del PSOE está aplicando en la Renfe y en el sector de los transportes. Sin embargo, en el comunicado de la plataforma pel dret a decidir, la plataforma que convocó la manifestación del sábado en Barcelona, se hablaba de la “ministra española” o de los “intereses del estado centralista español” y en cambio nada se decía de la privatización de los servicios públicos o del aumento de la siniestralidad en las obras del AVE a causa de la precariedad laboral. Se reivindicaba, eso sí, el traspaso de la red de transportes, la gestión del aeropuerto y la publicación por parte del gobierno central de las balanzas fiscales. Yo recuerdo como CiU reclamó la intervención del ejército para hacer frente a los trabajadores del aeropuerto del Prat que invadieron las pistas de aterrizaje en agosto de 2006 cuando protestaban contra la externalización de las plantillas y la pérdida de derechos laborales. ¿Y estos quieren gestionar el aeropuerto del Prat? Miedo me da.

Es decir, de nuevo se sitúa el debate identitario por encima del debate social o de clase. A los del Foment del Treball, la patronal catalana, ya les viene bien que se monte un salsa rosa patriotero y casi futbolero. Más tarde pasarán cuentas, en eso son realmente buenos aunque últimamente se derrumbe el mito. Se han ahogado en las “gélidas aguas del cálculo egoísta”.

Pedro Luna Antúnez.

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