Porque escribir es viento fugitivo y publicar, columna arrinconada. Blas de Otero

lunes, 25 de junio de 2012

Medio siglo de Comisiones Obreras



Los compañeros de Nou Treball me han encargado un breve artículo sobre los orígenes de CCOO para el número de julio-agosto. He aquí el resultado.

Hablar de la creación de Comisiones Obreras hace ya medio siglo es hablar del renacer del movimiento obrero en los años de hierro de la dictadura franquista. No podríamos entender la historia de las luchas obreras desde finales de los años cincuenta sin la referencia obligada de CCOO como sindicato que se erigió mediante el conflicto laboral en una de las piedras angulares de la oposición social y política contra el franquismo. Cabe decir que los orígenes del sindicato no son lineales. No en vano, presentan diferentes características según el territorio y el sector productivo. Eso no quiere decir que la creación de las diferentes Comisiones Obreras no compartieran un patrón común. En este sentido, las primeras comisiones de trabajadores, germen de las Comisiones Obreras, surgieron ante la necesidad de organizar al movimiento obrero clandestino en torno a la negociación colectiva en la empresa y frente al aumento de la conflictividad laboral a raíz de los nuevos procesos productivos del franquismo previos al desarrollismo económico de los sesenta.

Dos factores en materia de legislación laboral provocaron el nacimiento de las Comisiones Obreras. El primero fue el “Reglamento de Jurados de Empresa” de 1953 por el cual se permitía un mínimo poder de intervención sindical en la empresa, estableciéndose Jurados de Empresa en aquellos centros de trabajo de más de 1.000 trabajadores. Con el tiempo, el control del sindicato vertical fue decreciendo a la vez que los Jurados de Empresa se fueron extendiendo paulatinamente no sólo a las grandes empresas. En 1971, por ejemplo, se decretó la existencia de los Jurados en las empresas de más de 50 trabajadores. No es de extrañar que en 1963 la primera Comisión Obrera formada en Madrid lo hiciera con el nombre de “Comisión de Enlaces y Jurados de Empresa”. Se fraguaba así una de las originalidades del nuevo sindicalismo de las Comisiones Obreras. La de infiltrarse en el sindicato vertical para socavar desde dentro uno de los pilares de la dictadura.

El segundo factor que explica la formación de comisiones de trabajadores al margen del sindicalismo oficial fue sin duda la “Ley de Convenios Colectivos” de 1958. La ley de convenios respondía al deseo del régimen franquista de contrarrestar la creciente influencia del sindicalismo clandestino y de dotar a la clase obrera de cauces de participación en la negociación de sus condiciones de trabajo. La negociación de los convenios fue en un principio exclusividad del sindicato vertical. No obstante, y como sucedió con los Jurados de Empresa, la negociación colectiva en la empresa fue un factor determinante que contribuyó de manera irreversible a la creación de comisiones de trabajadores vinculadas a la discusión y defensa de plataformas reivindicativas. Fue así como aparecieron las primeras Comisiones Obreras.

Suele referirse a la Comisión Obrera creada en la Mina asturiana de “La Camocha” en 1958 como el primer ejemplo de una comisión de trabajadores organizada y como el embrión del sindicato. No es casual que la primera comisión se formara el año que se promulgó la ley de convenios. A partir de aquella primera experiencia, la creación de comisiones se generalizó especialmente a partir de las huelgas de 1962 y 1963 y al hilo de las elecciones sindicales celebradas este último año. Un elemento común de las comisiones era que nacían y morían en cada conflicto laboral y en cada proceso de negociación colectiva en la empresa. Las primeras Comisiones Obreras con carácter estable asociadas a un territorio o sector aparecieron a partir de 1964 con la creación de la “Comisión del Metal de Madrid” a la que siguieron comisiones en ramos como las artes gráficas, los transportes, la construcción o la enseñanza. En paralelo, se fueron formando comisiones de territorio en el resto del país. De especial relevancia fue la constitución de las Comisiones Obreras en Barcelona el 20 de noviembre de 1964 en la Parroquia de Sant Medir.

La fundación de las Comisiones Obreras de Cataluña a finales de 1964 fue el resultado de un proceso de asambleas que se inició ese mismo año especialmente en el área del Baix Llobregat. Las asambleas clandestinas celebradas en la parroquia de Sant Miquel en Cornellá habían servido de base para la creación de una primera comisión central. Aquellas primeras Comisiones Obreras eran una amalgama de diferentes culturas sindicales y políticas. En ellas cabían militantes comunistas, socialistas, cristianos de base y libertarios. Esa pluralidad interna se convertiría en una de las señas de identidad de las Comisiones Obreras. El hecho de que las Comisiones Obreras se constituyeran en una parroquia de Barcelona pone de relieve la existencia de un sector progresista de la Iglesia que colaboró en la lucha antifranquista y de forma muy estimable en el impulso del sindicalismo de clase clandestino. El cristianismo de base tuvo una gran impronta en Comisiones Obreras gracias a la labor de los denominados “curas obreros” del cinturón rojo barcelonés o a la de los curas del sur de Madrid como el Padre Llanos en “El Pozo del Tío Raimundo”.

En 1964 se habían edificado los cimientos de las futuras Comisiones Obreras. Pero fue a partir de 1966 cuando el sindicato adquirió la estructura necesaria para transformarse en la referencia sindical de millones de trabajadores españoles. En 1966 se celebraron unas elecciones sindicales que significaron el impulso definitivo de las Comisiones Obreras alcanzando incluso algunos de sus dirigentes obreros la dirección de Secciones Sociales en el ramo del Metal. Ese mismo año se creó en Barcelona la CONC (“Comissió Obrera Nacional de Catalunya”) con el objetivo de coordinar a las distintas Comisiones Obreras de comarcas y sectores. La CONC se convirtió formalmente en el referente de las Comisiones Obreras en Cataluña aportando a la nueva organización sindical la herencia y las peculiaridades históricas del movimiento obrero catalán al sumar tradiciones como la del sindicalismo libertario y la del catalanismo progresista de Francesc Layret. Había nacido la CONC como sindicato de clase y nacional.

Finalmente, en junio de 1967, año de la “Ley Sindical”, se celebró en Madrid la “Primera Asamblea Nacional de las Comisiones Obreras” con la presencia de delegados del conjunto del país. En ella se ratificó el carácter de las Comisiones Obreras como sindicato de clase, unitario, independiente, sociopolítico y democrático. Las Comisiones Obreras eran ya una realidad indiscutible.

Pedro Luna Antúnez.