Francisco Umbral era un gran escritor. Se puede decir que era uno de los últimos representantes de esa literatura castiza de las tertulias en el Café Gijón, gruñona y arrogante, irónica y mordaz, muy impertinente, forjada en las gacetillas y diarios del Madrid chulapo y melancólico. Heredaba la tradición de los Azorín, Baroja, Gómez de la Serna, Eugenio d´Ors, Delibes, Cela, gente que escribía muy bien (exceptuando quizá a Baroja, que como buen vasco no era muy estilista), de vidas un tanto anódinas y tristonas (con la excepción de Gómez de la Serna que era un liante muy payaso) y en general un poco fachillas.
Francisco Umbral tiene alguna buena novela, en especial "Mortal y Rosa" pero a mi me gustaban más sus artículos, donde reiventaba diariamente el castellano, insultando de forma elegante y poética, bueno, en ocasiones no era tan poético y despotricaba a troche y moche pero eso sí, con la gracia del castellano viejo, ese tipo seco y rancio que jamás inventará el MP5 ni será Premio Nobel de Física pero que de vez en cuando te escribe "El Quijote" o "El Lazarillo de Tormes". Cada uno vale para lo que vale.
Pedro Luna Antúnez.
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