“Lo tuyo es una derrota quijotesca” respondió sin titubear un compañero de trabajo segundos después de anunciarle mi dimisión como miembro del Comité de Empresa. Hasta ese momento yo no había contemplado mi renuncia sindical como una derrota, y menos aún quijotesca, pero reconozco que sus palabras me reconfortaron. Es de agradecer ser visto como un idealista después de haber dedicado casi diez años de mi vida al sindicato. Derrotado o no, las ideas permanecen.
Renuncio y doy un paso atrás tras un periodo de reflexión serena y autocrítica. No me arrepiento de nada. Sin embargo, diez años dan para mucho y posiblemente haya cometido más errores que aciertos. Asumir esos errores fue el primer paso. El segundo y definitivo paso fue llegar a la conclusión de que no podía seguir siendo rehén de mis propias contradicciones. Es por ello que el 1 de enero de 2014 dejaré de ser sindicalista de Comisiones Obreras. A partir de ahora priorizaré otros frentes de lucha. Corren tiempos difíciles para la clase trabajadora y en ocasiones la revolución ha de empezar por uno mismo.
Creo haber tomado una decisión consecuente y sé que quienes me conocen la entenderán. Quizás porque algunos de ellos la esperasen desde hace tiempo. Otros simplemente no entenderán la decisión. A todos ellos, decirles que no abandono. Que nos veremos en las calles, en las asambleas y en las plazas. Y lo haré a la manera machadiana: ligero de equipaje y con la conciencia a salvo.
Pedro Luna Antúnez.
Sin remedio
Hace 3 meses
1 comentario:
Creo que siempre has sido honesto y transparente, Tu decisión lo confirma y te convierte en un ejemplo. Cuesta mucho romper las ataduras que durante años nos han ido enredando.
Nos seguiremos viendo en las plazas, luchando como siempre, empezando por recuperar la democracia la conciencia de clase y la utopía.
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