Hay que reconocer a CiU que son hábiles. Muy hábiles. En general, la burguesía catalana ha demostrado históricamente gran capacidad de adaptación al medio y al contexto político. Ya fuese en democracia o en plena dictadura. Aún así, ha conservado cierta pátina de derecha liberal y europea. Incluso entre la izquierda. Fue la misma izquierda la que ensalzó a CiU como la “derecha civilizada” en contraposición con la derecha española, más ruda y autoritaria. Poco importó el pasado franquista de la derecha catalana. Hoy Francesc Cambó, líder regionalista catalán durante los años veinte y treinta del siglo pasado y posterior adulador del dictador Franco, merece una estatua en el centro de Barcelona. Los fascistas siempre fueron otros.
La masiva manifestación del 11 de septiembre celebrada ayer en Barcelona es un nuevo logro de la burguesía nacionalista. No es fácil sacar a la calle a millón y medio de personas cuando por otro lado estás abocando a la pobreza a millones de ciudadanos y estás destrozando a golpe de decreto los servicios públicos más esenciales. El patriotismo y el soporte de los medios de comunicación obraron el milagro. Ayer una inmensa bandera tapó los recortes sociales del gobierno de CiU. Ese sentimiento gregario de pertenencia a la tribu del que se nutre todo nacionalismo llenó las calles de Barcelona para reclamar la creación de un nuevo Estado. Es decir, una vez más el debate sobre la cuestión nacional pasó por encima del debate social y de clase. Digamos que lo sepultó. Todo ello ante la satisfacción y la vanagloria de los Artur Mas y los Durán i Lleida.
La derecha nacionalista sabe hacer muy bien sus deberes. Su mensaje excluyente cala en la calle y ha relegado a la izquierda al papel de mera comparsa. La derecha ha vapuleado a la izquierda en su propio terreno. Lo ha logrado en un concepto tan gramsciano como el de la hegemonía cultural. La izquierda en Cataluña no es sino un espejismo de lo que fue el histórico PSUC. La idea de una república federal y el internacionalismo han caído en el olvido de una izquierda pendiente únicamente de los sondeos electorales y de la opinión pública. Es una izquierda estéril y adocenada que actúa a remolque de la derecha desoyendo e ignorando a su propia base social. A la izquierda catalana no le vendría nada mal bajar de nuevo al tajo. Le espera un baño de realidad.
Pedro Luna Antúnez.
Sin remedio
Hace 3 meses
3 comentarios:
Genial artículo. Muy acertado. Siempre es una buena luz entrar a leer por aquí.
Gracias Javier. Un gran abrazo.
Pedro.
Está bien. Ayer creo que estuvo movilizada casi todo el nacionalismo, tiene mucho mérito es verdad sacar tanta gente a la calle. Tb es verdad que TV3, RAC1, etc.. ayudaron. Pero la verda es que en algunos ambientes que nos movemos son la cara y el día respecto a la manifestación.
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