Dice Ana Pastor que la han destituido de RTVE por hacer periodismo. Posiblemente sea así pero por desgracia no es la primera ni será la última. Antes que la mediática Ana Pastor, centenares de periodistas independientes fueron marginados y apartados de los grandes medios de comunicación, de los medios conservadores y de los que presumen de progresismo. Hoy en día el periodismo independiente no se hace en la prensa escrita y ni mucho menos en los informativos de televisión. Los medios convencionales están controlados por los tentáculos mediáticos del bipartidismo político y por los grupos económicos a los que sirven los primeros. Es decir, sirven al patrón y al comisario político.
La libertad de prensa en España está limitada por su propia estructura. Si pensamos en RTVE sería una quimera hacerlo en términos de servicio público. Ni con el PP ni con el PSOE. Son los grandes partidos políticos los que supervisan la información que sale de la televisión pública merced al control que ejerce el Consejo de Administración de la Corporación de RTVE. A partir de esa realidad, quien tiene la mayoría política controla la información. Así de simple. Es cierto que ese control puede ser más férreo o descarado dependiendo del color del gobierno de turno. Con el PP, un partido que desprecia la cultura y la libertad de expresión, no podemos sino esperar que resuciten la Vicesecretaría de Educación Popular.
Al periodismo independiente le queda el refugio de internet donde aún no se le han puesto puertas al campo. Eso no quiere decir que la Red escape del dominio mediático del poder. Pero sí que hay más margen de maniobra. Se trata de separar el grano de la paja. Disponemos de páginas y blogs realizados por periodistas o por ciudadanos libres y verdaderamente independientes. Si ya sabemos que la revolución no será televisada, no dejemos que también nos arrebaten los escasos espacios de libertad que nos quedan. Mientras tanto, lo mejor que podemos hacer cuando suene la sintonía del telediario será apagar el televisor.
Pedro Luna Antúnez.
Pues sí...
ResponderEliminarTienes toda la triste razón en este entrada. EL periodismo de masas, el que llega a formar la opinión pública convencional está ahogado y sometido a las exigencias de la política, a la oficialidad y a las empresas con poder económico...
De alguna forma habrá que intentar revertir la situación. O al menos, pelear por recuperar un periodismo de verdad, ese que intenta buscar los más recónditos recovecos de la complicada realidad que nos rodea.